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‘Blanca Nieves’, poco más que un costoso fracaso

“Blanca Nieves” es una película deficiente en todos los aspectos, no solo por la elección de Rachel Zegler como protagonista. Aún así, para ser sinceros, la polémica actriz es lo mejor del filme, gracias a su experiencia como cantante. 

La versión de acción en vivo del clásico de Disney tuvo un modesto ingreso en Estados Unidos: 43 millones de dólares en taquillas. Con un presupuesto de más de 250 millones de dólares, «Blanca Nieves» es la sexta película más taquillera de 2025. En su debut recaudó 87.3 millones a nivel mundial, 43 millones en EE.UU. y Canadá, y 44.3 millones en otros mercados. Quedó 12.7 millones por debajo de lo esperado.

Si la película no recupera su enorme presupuesto, la culpa no será de Zegler, sino del director Marc Webb, la guionista Erin Cressida Wilson y de las mediocres canciones de Benj Pasek y Justin Paul. También influyen los personajes generados por computadora y la pésima actuación de Gal Gadot, cuya Reina Malvada carece de presencia y amenaza. Su actuación es rígida y carente de matices, y su número musical, «All is fair», es un desastre.

No entendemos por qué Disney sigue con la tendencia de rehacer sus clásicos animados. Hace poco se estrenó «Mufasa: El Rey León» y el 23 de mayo llegará una versión en acción real de «Lilo y Stitch». Antes, vimos nuevas versiones de «La Sirenita», «La Bella y la Bestia», «El Libro de la Selva» y «Mi amigo el dragón». Sin importar su calidad, estos remakes son innecesarios, creados para explotar la nostalgia. Aunque la representación es importante, sería mejor que nuevas historias como «La princesa y el sapo» y «Encanto» se convirtieran en clásicos. El remake de «Blanca Nieves» entra en la categoría de fracasos como «La Bella y la Bestia». 

Visualmente, la película crea un mundo artificial con decorados y bosques que parecen falsos, pero eso refuerza su atmósfera de cuento. Aunque no es un desastre total, tampoco es una gran producción. La falta de alma y emoción es evidente, y la música es olvidable. Webb no logra capturar la magia que caracteriza a los grandes éxitos de Disney. La historia, aunque sigue la estructura del clásico de 1937, introduce cambios que no siempre funcionan.

El personaje de Blanca Nieves fue actualizado: es más independiente y aspira a ser una líder como su padre. Sin embargo, la historia sigue requiriendo que sea rescatada por el beso del amor verdadero. En esta nueva versión no la verás limpiando la casa de sus siete amigos, solo los dirige para que ellos lo hagan. Pero, en contraste, al inicio de la cinta la vemos limpiando todo un castillo, como Cenicienta.

El cambio más importante de la película es su desenlace, muy diferente a la versión original. Aunque hay elementos inexplicables como el exceso del color blanco, el mensaje de empoderamiento es fuerte y claro. Solo alguien distrae un poco la presencia de nuestra querida Blanca Nieves: el nuevo personaje de Jonathan, interpretado por Andrew Burnap. Es un ladrón rebelde inspirado en Robin Hood que aporta mucha frescura, pero que también resta protagonismo al personaje de Zegler, desvía la atención de la narrativa principal.

Desde antes de su estreno, la película generó muchas controversias que ya no tiene caso repetir. Pero uno de los elementos más criticados fue la animación por computadora de los enanos. Efectivamente, rompe la inmersión y genera rechazo en el público. Aunque Tontín es encantador, y hay secuencias bien logradas como la de la mina, no hay buena interacción con nuestra heroína. El elevado presupuesto de la película no se traduce en una experiencia visual impactante.

“Blanca Nieves” no es el desastre que muchos esperábamos. Es una cinta entretenida, sin sorpresas y emociones, poco más que un costoso fracaso.

 

Pablo Garabito

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