‘La dolce casa’: romance, postales italianas y clichés
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“La dolce casa”, la más vista este finde en Netflix, es una comedia romántica ambientada en la pintoresca campiña italiana. La historia sigue a Eric (Scott Foley), un exitoso ejecutivo que viaja a Italia cuando su hija Olivia (Maia Reficco) compra una villa en ruinas por un precio irrisorio. Su intención es convencerla de regresar a Estados Unidos. Sin embargo, la situación se complica cuando conoce a Francesca (Violante Placido), la encantadora alcaldesa del pueblo, quien parece interesada en él.
El filme se basa en la política de vivienda de 1 euro, diseñada para repoblar pueblos italianos en declive al vender casas abandonadas a extranjeros. Pero “La dolce casa” no profundiza en este aspecto, sino que lo usa como un telón de fondo. Es una historia ligera y predecible, llena de estereotipos y momentos románticos.
La trama se divide en tres líneas narrativas: la relación padre-hija, el impacto de la inmigración en la comunidad y el redescubrimiento del amor. Sin embargo, estas historias no logran entrelazarse de manera orgánica, lo que hace que la película se sienta fragmentada. Es como si estuviera compuesta por varios cortometrajes unidos sin fluidez.
A pesar de sus debilidades narrativas, “La dolce casa” destaca por su atractivo visual. La fotografía captura la belleza de los paisajes italianos, la arquitectura histórica y la gastronomía, ofreciendo una experiencia visualmente placentera. Además, el elenco aporta carisma, especialmente Placido y Foley, cuya química ayuda a sostener el romance principal.
La película no pretende ser un drama profundo ni una exploración social compleja. Es un cuento escapista que invita a soñar con un cambio de vida impulsivo, lleno de romance y paisajes de ensueño. Los conflictos se resuelven rápidamente y sin mucha tensión, lo que refuerza su tono ligero y optimista.
Para quienes disfrutan de las comedias románticas ambientadas en destinos exóticos, “La dolce casa” ofrece una dosis de escapismo ideal. No es una película que deje huella, pero cumple con su propósito de entretener y transportar al espectador a un mundo de ensueño.