Violencia feminicida, todo inicia con gritos desde el noviazgo
En la violencia feminicida, todo inicia con gritos desde el noviazgo y, aunque se podría pensar que conforme avanza la relación sentimental las ofensas, burlas, bromas pesadas, empujones, pellizcos y demás van a desaparecer, contrario a esto, con la formalidad del matrimonio, la unión libre o la llegada de hijos, la situación se recrudece, llevando al máximo el odio a la persona que antes se amó, así lo refirió Catalina Pérez González, profesora investigadora del departamento de Psicología Básica y directora del Centro de Investigación y Evaluación Psicológica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
De acuerdo a información del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), del primer día de enero al 19 de octubre de 2020, en la entidad, 90 mujeres murieron por impacto de arma de fuego (en 2019, fueron 58), 19 por objeto punzocortante (se mantuvo en comparación al año anterior) y una a consecuencia de estrangulación (34 en 2019).
Para la académica, la violencia familiar está creciendo exponencialmente y afecta no solo a la pareja, sino a las niñas, niños, adolescentes, e incluso otras figuras familiares como lo pueden ser adultos mayores (abuelos) y en algunos casos, si se tiene, también al personal de servicio doméstico.
Debido a la situación sanitaria por el COVID-19 y la obligatoriedad del confinamiento, gran porcentaje de la población tuvo que resguardarse y realizar actividades al interior de casa, con esto la situación de convivencia familiar se llevó al límite en diversos sentidos.
“Veníamos desarrollando actividades fuera de casa y esto de cierta manera mitigaba la ansiedad, generaba un poco de libertad, de desfogue y de otras emociones y al regresar a casa se volvía a tener contacto con la familia, tal vez se generaban roses o pequeñas discusiones, no sólo con la pareja sino con los hijos, y esto daba una posibilidad de generar problemáticas pero de forma disminuida, no tan presente como en estos casos que estamos 24/7 en casa con el home office, con clases a distancia y con todos dentro del hogar, esto detonando estados de estrés, ansiedad y otras problemáticas que nos ponen al filo”, detalló.
Pérez González lamentó que como parte de la cultura mexicana se naturalice la violencia y se acepte como si fuera algo cotidiano y que deba de ser así.
“La violencia se ha agravado debido a que la población reacciona en forma de espiral ascendente, es decir tenemos una discusión con la pareja en donde te grito, me contestas, entonces te contesto más fuerte y esto desarrolla una lucha de poder en la relación y estando ante posturas de no dejarse, cansado, estresado, con alguna problemática de salud mental, desencadena una escalada de violencia psicológica, negligente, se llega a las manipulaciones a las lesiones a poner en riesgo la vida de las personas, generar feminicidios y otras situaciones que de paso vulneran a las niñas y niños, e incluso a personas adultas mayores”.
La experta en psicología añadió que a las circunstancias desfavorables se suma que en ocasiones, para paliar problemáticas como la ansiedad y estrés, se está recurriendo al abuso en el consumo de bebidas embriagantes o a la ingesta de drogas.
”Hay casos específicos en donde la persona agresiva ya presenta rasgos particulares incluso desde el noviazgo y a veces la pareja no reconoce estas situaciones, siempre cuando estamos hablando de una relación en donde hay este tipo de toxicidad, estamos hablando de un proceso en donde así como se quiere a la persona, también se le llega a odiar, este es un proceso extremo de emociones en donde para llegar al desahogo quiere destruir, quiere que se haga ver ese enojo, esa furia, esa ira asesina en contra de la persona”.
Pérez González invitó a observar la situación familiar, y que en caso de presentarse buscar opciones para salir del espiral de violencia, el primer paso es reconocer si se es receptor o generador, y posteriormente acercarse a profesionales, o bien al sistema de justicia para actuar en consecuencia.
Isela Ibarra
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