Con las Niñas No | Nacho Dávalos
Hay un grupo de la población especialmente vulnerable en esta pandemia y del que casi no hablamos en los medios de comunicación: las niñas y los niños.
Ellos también han estado sufriendo en carne propia los estragos del COVID-19. Además de estar privados de poder ir a la escuela a clases y convivir con sus amigos, el estrés por el encierro y la incertidumbre económica detonan crisis entre los adultos de casa, quienes terminan desahogándose con los más débiles. Las organizaciones que protegen a la infancia ya hablan de estadísticas que muestran que el maltrato infantil ha aumentado en los meses de encierro.
En ese contexto, el 26 de julio nos enteramos de que Luis Alonso «N», hasta hace unas semanas, director de Recursos Humanos en la policía de Puerto Vallarta, fue sorprendido en su auto con una niña desnuda de tan solo 10 años de edad.
El 3 de agosto, el juez Jorge Luis Solís Arana, vinculó a proceso al acusado por abuso sexual, pero no por corrupción de menores argumentando que la víctima “no sintió placer”. Este pequeño detalle jurídico podría abrir las puertas para que salga libre el funcionario encontrado en flagrancia con una niña desnuda, quien declaró que el sujeto la estaba tocando.
El presidente del Supremo Tribunal de Justicia, Ricardo Suro, informó que el juez ha sido suspendido de su cargo temporalmente, mientras que el gobernador, Enrique Alfaro, dijo que hará todo lo necesario para que el presunto pederasta no salga de prisión.
Es lo menos que podemos esperar. Va a ser muy importante que estemos pendientes de este caso para que no quede impune.
Primero, hay que exigir que el presunto pederasta pague por sus crímenes. Pero para erradicar la espiral de violencia se tiene que combatir a la red: las autoridades deben analizar la destitución del juez, que abrió la puerta para la posible liberación del presunto pederasta.
No se trata de placer, es violencia sexual contra menores. Nos urgen jueces que se pongan del lado de la víctima, no de los criminales.