jueves, 02 de mayo del 202402 de may del 2024

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Nuestro derecho a un futuro no se vende I Susana Ochoa

“No quiero que se sientan esperanzados, quiero que entren en pánico”. Esto dijo sobre el cambio climático Greta Thunberg, una joven estudiante sueca, durante la última reunión del Foro Económico Mundial.

Así, desde su ciudad en  Suecia, Grecia comenzó a convocar a miles de jóvenes y niños en todo el mundo para que salieran a tomar las calles para pedir a los gobiernos parar con la degradación ambiental.

Salieron a pedir que les regresaran el futuro que les hemos estado robando, salieron a marchar por nuestros bosques y las comunidades más afectadas que no pueden defenderse frente a las actividades humanas, los hábitos de consumo, las políticas económicas neo liberales que hacen prácticamente que todo sea vendible a un precio no razonable, los lagos, los bosques, las tierras y  la mano de obra.

Por lo anterior, es que cuando se trata de parar el cambio climático, no será suficiente lo que hagamos desde nuestras casas o los habitos que modifiquemos, incluso aquella política de compra de bonos tan popular hace algunos años, no fue tan efectiva, ya que significaba simplemente un permiso para poder contaminar.

Debemos de exigir a los gobiernos políticas públicas radicales, con una visión de futuro, debemos modificar nuestro concepto de desarrollo, para quienes y a costo de qué.

El problema es que aquellas acciones de largo plazo, son las que no representan un beneficio inmediato, de acuerdo a las políticas electorales de nuestras democracias.

¿Cómo las haces compatibles?  Dicen que el cielo se toma por asalto. Estos jóvenes  en todo el mundo están comenzando a construir movimiento social, para hacer visible lo que por ejemplo ya han pedido varias comunidades indígenas en nuestro país, “déjenos decidir sobre nuestro territorio.

Está comprobado de que quienes más sufren sobre el cambio climático son las personas que viven en las periferias, las personas de los campos y las cercanas a los campos mineros, a las que son violados sus derechos de vivir bien por las prácticas de despojo.

Imaginemos los que sucede tan solo en Zapopan y Guadalajara, cuántos vecinos son  consultados para construir torres que terminan con el ecosistema y encarecen los servicios públicos de la zona, o las comunidades que están siendo afectadas en “ Temaca” aquí en Jalisco.

El problema es muy complejo, pero empecemos diciendo a los gobiernos que no, que no todo tiene un precio y que paren con las decisiones que comprometen el bienestar de las futuras generaciones. Esta agenda necesitará trabajo, movilización y requerirá que algunos hagamos política de la manera más amplia, nuestro derecho a un futuro no se vende.

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