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Roca Rey logra nueva Puerta Grande en la Nuevo Progreso

La onceava corrida de la Feria de Octubre en la plaza de toros Nuevo Progreso de Guadalajara, trajo para en matador peruano y máxima figura del toreo internacional, Andrés Roca Rey, la oportunidad de conseguir una nueva Puerta Grande en este caso tapatío. Con dos orejas cosechadas al primer toro de su lote, el sudamericano se colocó como el máximo triunfador de la tarde.

Ante la mejor entrada de la temporada y con un ánimo a tope del público, el peruano lidió con un primer toro, éste por cierto de reserva al lesionarse el pautado en la lidia ordinaria, que colaboró con el limeño. Destacó desde capote saludando con verónicas templadas que ya auguraban que la faena podría ser de triunfo gordo… Y así fue.

Andrés tuvo su clímax con la muleta, ligando meritorias tandas por la diestra llenas de hondura y poder, imprimiendo su sello para pronto arrancar los olés de la afición, que le coreó cada muletazo de principio a fin. Para matar se fue en todo lo alto dejando tres cuartos de espada, suficientes para que el juez benévolo le otorgara las dos orejas y con ello su pase a la salida en hombros.

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Con el segundo de su cuenta estuvo en plan grande, por encima de las condiciones del astado de Peñalba que poco colaboró, sin embargo Roca Rey echó gala de su poder y técnica, logrando al final ligar dos tandas que fuerte se le jalearon, aunque en éste último de su cuenta no tuvo opciones para redondear el triunfo.

Mientras tanto Octavio García «El Payo» lidió con el peor lote del encierro. Toros deslucidos y débiles que nada ofrecieron para la lidia del queretano, que aunque voluntarioso, solo destellos esporádicos fue lo que consiguió para irse entre división de opiniones.

Arturo Gilio fue quien cerró la tercia, y a punto estuvo de asegundar el triunfo del peruano con el primer toro de su lote, sin duda el mejor de la tarde. Gilio supo entender y aprovechar las condiciones de su primer enemigo, cuajando sentidos muletazos por ambas manos que fuerte calaron en los tendidos. Lamentablemente falló con la espada privándose así de al menos una oreja; ya con el segundo poco pudo hacer ante un deslucido de Peñalba que nada colaboró.


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