Un bombero sin miedo
Esta semana la noticia de la muerte de Martín Rivas Merlo, bombero del municipio de Tonalá, entristeció a sus compañeros y familiares, pero a un sector en lo particular los llenó de rabia, debido a que consideran es una baja que pudo evitarse.
Eduardo Zuzuárregui Roque, es al igual que Merlo, un ex policía que encontró en el oficio de bombero una pasión desbordante, la cual defiende con uñas y dientes. Implacable asegura que su ex compañero fue víctima mortal, no de una caída propia de su profesión, sino de los malos manejos que existen en la Unidad de Protección Civil de Tonalá.
Martín Rivas Merlo era un hombre con padecimientos que debieron imposibilitarlo para estar en servicio activo. Un hombre de más de 50 años que, según lo afirmado por el propio Zuzuárregui, era diabético, hipertenso y tenía una visión mermada por su misma edad, pero también por sus enfermedades, sin embargo la falta de equipo fue lo que realmente impidió que Merlo siguiera con vida.
Murió al caer a una noria cuando atendía un incendio en San Miguel de la Punta, el difícil acceso y la poca visibilidad impidieron que sus compañeros pudieran practicar maniobras más oportunas que le dieran una esperanza.
Nueve años de servicio, que pudieron seguir por mucho más si los mandos de la corporación hubieran escuchado las denuncias hechas por el propio Eduardo, quien funge como delegado sindical de los bomberos, y quien actualmente está “convenientemente» lejos de la corporación, al ser una persona catalogada como incomoda.
Desde el área de Protección Civil del sistema DIF municipal, alzó la voz para nuestros micrófonos. Pese a no ser un elemento activo, por las restricciones que ha encontrado, él sigue usando uniforme de bombero, un oficio que ama profundamente.
Para mostrar su profunda repulsión y cansancio de las condiciones en las que actualmente laboran hombres y mujeres que se juegan la vida por los demás, Eduardo quiso que la entrevista tuviera como testigo a la presidencia municipal, quien le vigila la espalda mientras habla.
La sola idea de que las precarias condiciones en las que día a día laboran los bomberos tonaltecas, puedan cobrar una vida más, lo abruma. Señala puntualmente al subdirector, Ángel Barajas, como uno de los culpables de que actualmente los bomberos laboren con más pena que gloria.
Apunta también hacia otros bomberos, que por mantener la cabeza baja y los labios cerrados, dice son cómplices de que la corporación esté secuestrada. Comparte que los bomberos en Tonalá laboran con equipo donado, pero caduco, y de paso hace un llamado a que intervenga el alcalde Sergio Chávez en este tema.
Él reitera, aunque hoy esté alejado del campo de acción su alma de bombero se mantiene sin miedo, ni a las llamas ni a posibles represalias por abrir la boca.
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