Si Jalo‘Un dolor real’, emotiva exploración del duelo y la identidad
«Un dolor real», escrita, dirigida y protagonizada por Jesse Eisenberg, es una comedia dramática que equilibra el humor y la vulnerabilidad. Sin duda, una excelente opción para ver en cines este fin de semana.
La película sigue a dos primos judíos, David (Eisenberg) y Benji (Kieran Culkin), quienes viajan a Polonia para cumplir el último deseo de su abuela: visitar la casa donde vivió antes de huir del Holocausto. A lo largo del viaje, las diferencias entre los primos se hacen evidentes. David es un hombre estructurado y reservado, mientras que Benji es extrovertido, impulsivo y emocionalmente frágil.
En su travesía, los primos se unen a un grupo de turistas judíos con distintas historias y perspectivas. Un británico no judío (Will Sharpe) lidera el grupo. Entre ellos, destaca Eloge (Kurt Egyiawan), un ruandés convertido al judaísmo tras reconocer paralelismos entre el Holocausto y el genocidio en su país. Las interacciones con estos personajes enriquecen la historia. La película explora cómo el pasado moldea la identidad y la percepción de la memoria histórica.
El guion de Eisenberg se aleja de los clichés. Lo que pudo ser un drama convencional sobre la memoria e historia se convierte en una exploración del dolor, la identidad y la relación entre dos familiares que se aman, pero no logran conectarse del todo. La química entre los protagonistas es impresionante. Culkin brilla con un personaje carismático, pero complejo, mientras que Eisenberg retrata con precisión a un hombre atrapado en su propio control emocional. Sus personajes están bien escritos y desarrollados. David, casado y con una vida estable, choca constantemente con la impulsividad de Benji. Él lucha con la pérdida de su abuela y con su propia inestabilidad emocional. A través de diálogos agudos y momentos de introspección, Eisenberg construye una narrativa honesta. Hace tiempo que no se veía en pantalla una dupla como la de los protagonistas de esta cinta nominada a dos premios Oscar.
La película habla sobre la frustración, el cariño y las heridas no resueltas entre familiares, navega entre el respeto y la irreverencia. Mientras David se esfuerza por seguir las normas y ser respetuoso, Benji no tiene filtro y actúa según sus emociones. Esto genera situaciones incómodas pero también momentos de genuina conexión. En una escena, por ejemplo, Benji se molesta al viajar en primera clase en un tren, recordando cómo los judíos fueron relegados a los vagones traseros durante la guerra. Este tipo de contrastes añaden profundidad al relato y evitan que caiga en sentimentalismos.
«Un dolor real» logra equilibrar el humor y la tragedia sin recurrir a soluciones fáciles. Eisenberg evita finales predecibles y deja espacio para la ambigüedad, permite que la película resuene en el espectador. Con actuaciones destacadas y un guion inteligente, la cinta se convierte en una reflexión conmovedora sobre la familia, el duelo y la identidad.
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