‘Nosferatu’: horror, estética y pasión en la reinvención de un clásico
“Nosferatu”, la cuarta película de Robert Eggers, reafirma su posición como uno de los cineastas más originales y visualmente distintivos del cine contemporáneo. Su reinterpretación del clásico de 1922 es simplemente genial; para algunos, tal vez lenta, pero es bellamente aterradora gracias a su fotografía, encuadres y actuaciones. Esta nueva versión ofrece una perspectiva fresca y perturbadora, combinando lo macabro con una cinematografía sublime.
Eggers comenzó a desarrollar este proyecto en 2015, pero no fue hasta 2022 que se anunciaron los protagonistas: Lily-Rose Depp, Nicholas Hoult y Bill Skarsgård. La película combina elementos góticos con un enfoque moderno que reimagina al vampiro Orlok, presentado como una figura imponente y decadente. Desde la primera escena, donde Ellen (Depp) recibe la visita del vampiro, la atmósfera está cargada de misterio, sensualidad y horror.
La fotografía de Jarin Blaschke alterna entre tonos monocromáticos y destellos de color, acentuando la dualidad entre lo sombrío y lo hermoso. Las transiciones entre el blanco y negro y los colores sutiles enriquecen la narrativa; crean un espectáculo visual que deleita a la vista y desestabiliza emocionalmente. Este enfoque cinematográfico realza la naturaleza gótica de la historia, mientras que el diseño de producción y el maquillaje añaden profundidad a los personajes, especialmente al inquietante vampiro interpretado por Skarsgård.
Las actuaciones son otro pilar fundamental de la película. Lily-Rose Depp entrega una actuación conmovedora y multifacética, consolidándose como una intérprete a tener en cuenta. Por su parte, Bill Skarsgård destaca por su transformación física y vocal. Se entrenó con un cantante de ópera para bajar su voz un registro completo, dotando al conde Orlok de una presencia imponente y peligrosa.
En esta versión, “Nosferatu” se aleja de las convenciones del género al evitar los clichés típicos de las películas de vampiros. En lugar de centrarse en el terror explícito, Eggers explora un triángulo amoroso oscuro y grotesco entre Ellen, su esposo Thomas (Nicholas Hoult) y el vampiro Orlok. Este enfoque subraya la complejidad emocional de los personajes y añade una dimensión psicológica que enriquece la narrativa.
La película es en ocasiones aterradora, su atmósfera inquietante y sus imágenes impactantes la convierten en una experiencia envolvente. Eggers combina elementos de horror clásico con introspecciones psicológicas, como ya lo hizo en “El faro”. En esta ocasión, incluye también sobresaltos que intensifican la experiencia del espectador.
El remake de Eggers no solo es un homenaje al clásico de 1922, sino que lo reinventa para las sensibilidades y tecnologías actuales. Sin embargo, su duración (2h 12min) y estilo contemplativo podrían no atraer a nuevos seguidores del género. A pesar de ello, el director entrega una obra visualmente brillante que consolida su reputación como uno de los cineastas más esperados de cada estreno. Este Nosferatu es una celebración de la estética, la narrativa y el arte cinematográfico, que redefine un clásico para una nueva generación. Imperdible.