Capacitación y apoyo a migrantes retornados, sugieren especialistas
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, podría darse una caída considerable en las remesas que llegan a México, advirtieron especialistas del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
El Coordinador del doctorado en Estudios Económicos, Antonio Ruiz Porras, señaló: “Si lo pensamos en términos de deportaciones, más o menos 20 por ciento de los migrantes serían deportados, y el costo para el país sería de 13 mil millones de dólares; eso implicaría que si ahora mismo estamos diciendo que 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) son remesas, se reduciría de 3.5 a 2.6, mientras que hace dos años fue de 4 por ciento; en suma, tendríamos una situación compleja en términos de capacidad de mantener cierta calidad de vida en muchos grupos de bajos ingresos en el país”.
Ante este panorama, señaló que además de políticas públicas de capacitación a migrantes y retornados, habría que pensar en políticas de apoyo social más extensas que con las que se cuenta.
“México es el segundo país que más recibe remesas en todo el mundo, y éstas son importantes porque reducen la pobreza directamente, incrementan el consumo y contribuyen al bienestar social. En cuanto a la cantidad de gente que depende de éstas, se calcula que son casi 5 millones; 12 por ciento del total de los adultos en México reciben algún apoyo por remesas, y los envíos oscilan entre 380 y 410 dólares”.
Explicó que hay estados como Chiapas donde aproximadamente 15 por ciento de su PIB son remesas, y Jalisco es el tercer estado en recibo de remesas, mientras que hasta hace dos años era el primer lugar.
“Aproximadamente, 8.5 por ciento de las remesas totales del país llegan a Jalisco y éstas no se distribuyen de la misma manera en la entidad. Los municipios que más remesas reciben son: Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tepatitlán, con 40 por ciento del total de las remesas del Estado”, informó.
Clemente Hernández Rodríguez, del Departamento de Economía, explicó que este aspecto también debe de abordarse desde la economía política, donde siempre hay ganadores y perdedores.
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“Los ganadores tradicionales de las remesas son las familias receptoras, los municipios y estados que se ven allegados de recursos, pero los grandes perdedores son las empresas que han perdido capital humano. Muchas de esas personas que se han ido habían sido capacitadas localmente, se fueron porque no vieron oportunidades laborales. Quienes han perdido han sido los productores locales, quienes se han visto restringidos en términos de calidad”, subrayó.
Otro aspecto importante a considerar es que los migrantes, durante los primeros meses, mantienen un vínculo importante, pero el flujo de remesas va disminuyendo cuando empiezan a pagar una renta o crean una familia.
“Además, la migración interna se está dando de zona rurales a urbanas por aspectos como la violencia; por eso, los campeones de recepción de remesas son los municipios metropolitanos. Pero si fuéramos a ver quién están recibiendo las remesas, nos daremos cuenta que provienen de municipios de bajo ingreso que, por las circunstancias de seguridad, ambientales o sociales, han decidido establecerse en el área metropolitana”, dijo Hernández Rodríguez.
En caso de haber una deportación masiva, alertó, va a generar una nueva fuerza laboral, donde los grandes ganadores serían los empresarios que, al ver a toda esta gente desempleada, van a establecer condiciones laborales con gente dispuesta a trabajar sin seguridad social, y sin un compromiso de contratación.
Rafael Salvador Espinosa Ramírez, del Departamento de Economía, expresó que el que un país reciba remesas habla de su incapacidad económica para poder tener el empleo suficiente para su población.
“Las remesas no son un síntoma de una economía sana, es el síntoma de una economía que tiene carencias fuertes, y aquí hay una diferencia entre la migración del país, porque los estados del Sur por lo general son estados que mandan migrantes al sector primario agrícola; y de entidades como Guanajuato, Jalisco y Michoacán, son gente que entra al sector servicios, construcción, comercio, y sus remesas son mayores en comparación con los migrantes sureños del país”, señaló.
Dijo que en este sentido, en caso de que exista una deportación masiva será más fácil correr a los que están en los sectores primarios agrícolas que tratar de encontrar ésos que ya están insertos dentro de la economía urbana, que ya tienen negocios o que están empleados en algún tipo de comercio o en la construcción; y ni a Donald Trump ni a los mexicanos le conviene expulsar a esos migrantes ya insertos en la economía.
MHF
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