‘Ad vitam’, una película sólida, pero lejos de memorable
“Ad vitam” es la película más vista en Netflix. La cinta es dirigida por Rodolphe Lauga y es un thriller de acción que combina intriga, drama emocional y conspiración política. El filme es protagonizado por Guillaume Canet y Stéphane Caillard.
“Ad vitam” explora las consecuencias del pasado en el presente a través de una narrativa que alterna entre ambas líneas temporales.
La trama sigue a Franck Lazareff (Canet), un exagente de la unidad de élite GIGN, cuya vida se desmorona tras un intento de asesinato en su hogar y el secuestro de su esposa embarazada, Leo (Caillard). A medida que se desarrolla la historia, flashbacks revelan los eventos que llevaron a esta situación, profundizando en la conexión emocional de los personajes. Aunque este recurso enriquece el contexto, puede ser un reto para algunos espectadores, ya que interrumpe el ritmo de la acción.
No obstante,“Ad vitam” destaca por sus bien coreografiadas secuencias de acción y momentos de suspenso. Las persecuciones, los enfrentamientos y las dinámicas de los villanos están diseñados con precisión. Pero hay elementos, como la resistencia exagerada de los vehículos a las balas o el uso de silenciadores, que sacrifican realismo en favor del espectáculo.
El tercer acto culmina con una intensa persecución vehicular, que, aunque emocionante, se siente descontextualizada. Se acerca más a un estilo de película al estilo de James Bond. Este cambio tonal afecta la coherencia general y reduce el impacto de una propuesta que hasta ese momento intentaba equilibrar realismo con entretenimiento.
Adicionalmente, “Ad vitam” aborda temas como la justicia, la lealtad y el impacto de las decisiones pasadas, añadiendo una capa de reflexión. Sin embargo, su enfoque político y emocional carece de profundidad suficiente para elevar la película más allá de los clichés del género. La motivación de los villanos resulta plana, mientras que los protagonistas siguen un camino predecible que cumple con las expectativas, pero sin ofrecer sorpresas.
La dirección de Lauga parece inclinarse más por un cine comercial que sacrifica originalidad e identidad artística. Incluso la elección del título, que significa “para siempre” en latín, carece de una conexión clara con la narrativa principal.
En términos visuales, la película se beneficia de escenarios icónicos como el Castillo de Versalles, aunque su uso no logra evitar que algunas escenas se sientan forzadas. Esto refleja una tendencia a buscar lo grandioso sin una razón narrativa de peso, lo que limita la resonancia emocional de la historia.
Pese a sus fallas, “Ad vitam” ofrece un entretenimiento eficaz para los fanáticos del género. Su mezcla de acción, tensión y momentos emotivos asegura una experiencia cinematográfica envolvente, aunque sin aspirar a la innovación. Es una cinta que entrega exactamente lo que promete: una dosis de adrenalina y heroísmo, dejando al espectador con la sensación de haber visto una propuesta sólida, pero lejos de memorable.