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Corredores gastronómicos, la vitrina de la cocina Jalisciense

Jalisco, el monstruo agroalimentario, es también uno de los estados con la gastronomía propia y la cocina de identidad más ricos a nivel nacional. El elixir va más allá de la torta ahogada, la carne en su jugo o el tejuino. De esto nos habló en Personalísimo de Tráfico ZMG Mario Ávalos, actual presidente para Jalisco de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (CANIRAC), quien desde hace dos años está al frente del gremio restaurantero, en una apuesta clara porque los corredores gastronómicos se constituyen y sean la vitrina de la cocina tapatía para propios y extraños.

Se entiende como corredor gastronómico a todos aquellos espacios emblemáticos de diferentes zonas de la metrópoli así como del interior de Jalisco, donde se agrupan restaurantes que buscan principalmente ensalzar la gastronomía jalisciense; sin embargo, una de las principales apuestas en las que ha enfatizado Mario Ávalos, es justamente que este tipo de corredores sumen a sus propuestas los entornos que los rodean, provocando así una experiencia integral en sus comensales con opciones para desayunos, comidas y cenas, pero además con ofertas culturales, de arquitectura, artísticas y de recreación.

Uno de los ejemplos más claros, según detalló el presidente de CANIRAC, es el corredor López cotilla ahora renombrado como Distrito 8 Lafayette, en donde la arquitectura que envuelve a las casonas y viviendas que rodean a este espacio, dan un plus extra para quienes acuden a los restaurantes y que puedan vivir una experiencia que va más allá de sentarse y degustar un platillo.

Su trabajo dentro de la CANIRAC, precisó, es justamente resaltar aquellos corredores del interior del estado como Chapala, Jocotepec, Los Altos de Jalisco y Puerto Vallarta entre otros, pues resalta que este amplio abanico de la gastronomía jalisciense no solo se limita a los platillos ya conocidos por propios y extraños, sino también aquellas delicias como las tostadas de Ciudad Guzmán, que deben sí o sí integrarse a la cocina jalisciense tradicional.

Mario Ávalos pasó de las impresiones gráficas al mandil y el sartén. Es actualmente propietario del restaurante de mariscos Mi Niño Jarocho, asentado en la tradicional colonia Guadalupana de Guadalajara. La operatividad de este giro de la cocina tapatía le ha permitido conocer que, para llegar a un estilo se necesita forzosamente tomar lo mejor de otras cocinas nacionales.

Adoptando el concepto de que la cocina y la industria restaurantera tienen como virtud la nobleza, seguir consolidando la gastronomía jalisciense nivel nacional e internacional es la prioridad, pero que esta además sea un pretexto para englobar las virtudes y bondades que ofrece nuestro estado al turismo, y que sea a través de degustar un platillo que se pueda entregar a los visitantes una experiencia integral.

En su estancia por la CANIRAC como responsable de la industria restaurantera de Jalisco, uno de los logros más importantes y significativos fue haber conseguido la Medalla al Mérito Empresarial, entregada por el Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco, que por primera vez en su última edición entregó dicho distintivo a un restaurantero.

En esta entrevista con Personalísimo de Tráfico ZMG, Mario Ávalos no dejó de recordar que una de las principales vicisitudes que le tocó vivir al frente de la CANIRAC fue la pandemia por Covid-19, la cual le dejó la experiencia y la reflexión de que solamente unidos, estudiando y analizando las situaciones y riesgos se puede salir adelante.

Abraham Maciel