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Rebrote e (i)rresponsabilidad | Nacho Dávalos

¿Cómo están, amigos de Tráfico? Siete meses han pasado ya de que nuestro país se recluyó para protegerse de la pandemia por COVID-19. Desde entonces, a los ciudadanos nos ha tocado ver cómo los políticos utilizan el virus como una herramienta más para atacar al adversario.

El gobierno federal minimizando los hechos, al decir que “vamos bien”… algunos gobernadores diciendo que ellos lo han hecho mejor. En una misma rueda de prensa vemos al secretario de salud aceptando que hay signos de un rebrote y, minutos después, el presidente negando dicho rebrote y afirmando que lo estamos haciendo bien… Y en lo que unos lanzan la papa caliente a los otros, el país ya supera los 80 mil muertos y seguimos contando.

Y mientras nuestros gobernantes se siguen pegando con la cubeta, los ciudadanos… ¿ponemos el ejemplo? Tampoco… A todos nos ha tocado ver la escena de la persona que gritonea a un empleado que no lo quiere dejar entrar porque no trae el cubrebocas, o escuchar la fiesta del vecino que creyó que era buena idea juntar a 50 personas en su casa… ¿o qué tal ese momento incómodo en el que alguien sin cubrebocas se sube al mismo elevador que nosotros?

A estas actitudes irresponsables hay que sumar las teorías de la conspiración. Pese a los miles de muertos, todavía hay quienes afirman que el Coronavirus no existe, que es un invento del gobierno para encerrarnos en nuestras casas.

Hoy, en los últimos días de octubre, el virus ha obligado a varios gobiernos en el mundo a volver a imponer limitaciones en movilidad y actividad económica que podrían durar hasta el mes de marzo.

Urge que nos pongamos de nuevo el chip de la prevención si no queremos alargar esto de manera interminable. No hay otro camino si queremos regresar a la normalidad. No hay otro camino para recuperar lo perdido. Tenemos que hacer lo que nos toca. Y tenemos que hacerlo ya.


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