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Prioridades | Susana Ochoa

La recuperación económica para nuestro país será larga. Miles de familias en nuestro estado no saben cómo llegarán a fin de mes y han tenido que tomar sus pocos ahorros, sacar dinero de sus cuentas de afores o vender lo poco que tienen en tianguis y espacios de comercio.

Otras han tenido redes de solidaridad con sus compañeros de trabajo o familias. Jóvenes que habían alcanzado el sueño de independizarse, han regresado a casa con sus padres por la imposibilidad de pagar una renta.

Este panorama post pandemia debería pues, obligarnos a poner sobre la mesa lo que queremos construir sobre esta realidad que nos han heredado quienes no quisieron poner la vida de las personas al centro de las decisiones públicas y económicas.

Hablamos mucho de la nueva normalidad, pero cómo luce o qué tiene de distinto a una normalidad donde el trabajo ya era precarizado, la crisis climática no era prioridad y la desigualdad se asentaba rápidamente en las ciudades.

La disputa por esa nueva normalidad comenzó desde el primer día que se tuvieron que tomar decisiones frente a la pandemia. La visión sobre esa normalidad está impresa en cada una de las decisiones que han tomado desde la federación hasta cada uno de los municipios de nuestro estado.

Como muestra un ejemplo: en Jalisco fueron primero los casinos prioridad para abrir que proyectos como la vía recreativa, un espacio público y gratuito que con el compromiso de las personas, sería un espacio valioso después de meses de confinamiento y tomando como ejemplo otros países que han priorizado las actividades en el espacio público para recuperar la salud física y mental.

Otro ejemplo, ha sido la reasignación presupuestal, en lugar de apoyar a aquellas familias que lo perdieron todo, el gobierno del estado mantuvo intacto el presupuesto destinado a la organización de las fiestas de octubre, aún cuando ese evento será transmitido de manera digital.

Es así que 2021 se vuelve un primer puerto posible para la construcción de una normalidad, una más justa y feminista.

¿Cómo volvemos del escenario electoral no la disputa entre perfiles (generalmente hombres ricos) y la convertimos en una contienda sobre la visión que queremos para nuestro estado? ¿Cómo nos ponemos a trabajar para defender lo público una vez que vimos que en las crisis, es lo público precisamente lo único que puede salvarnos: los hospitales públicos, los servicios y la educación?

Las fuerzas de la élite política y económica querrán empujarnos para que esta elección sea igual que todas: de guerra sucia, carretadas de dinero y confrontación sin ideas.

Habremos de construir una fuerza para contrarrestar esa narrativa: 2021 debe significar la discusión sobre el futuro que queremos, no vamos a conformarnos con menos que eso.

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