Clases Sin Escuela | Ignacio Román
Pues finalmente estamos ya en el regreso a clases y por primera vez resulta que hablar de regreso a clases no es lo mismo que hablar de regreso a la escuela.
Efectivamente estamos volviendo a clases sin escuela, clases sin escuela, fundamentalmente significa un cambio radical en la vida de muchísimos hogares.
Por un lado, lo que nosotros estamos viendo es que los papás se están volviendo maestros, de manera generalizada.
Pero si ya de por sí en el caso concretamente de las mamás se hablaba del enorme problema de la triple jornada laboral, tener que estar apoquinando pa’l «chivo», tener que estar trabajando en las labores propiamente de la casa y estar en la atención también a otros miembros del hogar, ahora se aumenta con esto de lo que es el poder tener la preparación de ellas mismas, de ellos mismos y la atención propiamente pedagógica a los niños.
Esto implica, evidentemente, un problema de presión de hogares fuertes y de división de tareas entre hombres y mujeres.
Pero también implica otros cambios económicos significativos: como por ejemplo la situación tan difícil de las unidades económicas que venden uniformes o que fabrican uniformes, o las papelerías o en general los materiales educativos tradicionales.
Y, al contrario, el auge de aquellos que están ligados a las nuevas tecnologías, en suma, no solamente estamos teniendo un impacto de la crisis del coronavirus sobre el nivel de actividad económica, sino la estructura de la actividad económica cambia.
Y este cambio es algo que seguramente generará algunos beneficiarios
también muchos otros perjudicados, con el actual regreso a clases.
Habrá que estar presente y ver qué tanto esto que está ocurriendo se va a quedar de aquí pa’l real o qué tanto implica efectivamente un elemento de carácter coyuntural.
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