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AMLO, perdón y dignidad | Nacho Dávalos

La semana pasada México se dividió en dos: los que apoyaron la petición de disculpas que lanzó Andrés Manuel López Obrador a España por los abusos cometidos hace 500 años en contra de los pueblos originarios; versus los que agradecieron a los españoles haber civilizado estas tierras salvajes e inhóspitas y además por habernos heredado -aunque sea un poquito- de la blanquitud de su piel.

La idea de Andrés Manuel no es disparatada. Es más, está en sintonía con la corriente de memoria histórica que recorre al mundo desde hace varios años, según la cual, pueblos que cometieron abusos piden perdón. Es un asunto simbólico, donde los colectivos de ambos (agresor y agredido) sanan heridas y siguen adelante.

En años recientes, Alemania pidió perdón a Israel por los abusos cometidos en contra de judíos en la Segunda Guerra Mundial, así lo hizo también Francia con Argelia, vamos, España pidió perdón a la Comunidad Sefardí por actos de 1492… ¿por qué no hacerlo también con México mismo con México por lo ocurrido en 1521? Curioso, ¿no?

Hace bien Andrés Manuel al defender la dignidad de quienes habitaron estas tierras hace 500 años. Pero falla al defender la dignidad de los mexicanos en el tiempo presente. Dejemos que sea el propio Andrés Manuel quien ilustre esto.

Esto dijo hace algún tiempo: «Vamos a respetar al presidente Donald Trump, pero va a tener que aprender a respetarnos … No es de que le voy a mandar a decir con el canciller. El usa su twitter, su face, yo lo voy a usar también. Le voy a mandar decir lo que pienso».

Tres Doritos después…“No nos vamos a pelear con el gobierno de los Estados Unidos. No nos vamos a pelear. Amor y paz”Para defender la dignidad, hay que hacerlo siempre: sí, en el pasado, pero también en el presente. Si solo te animas a hacerlo frente a un enemigo lejano y del pasado pero te arrugas al enfrentar a quien hoy te insulta sin empacho… entonces lo tuyo no es dignidad, lo tuyo es demagogia.

Y no se trata de que nuestro presidente se agarre a una guerra de tuitazos con Donald Trump, no, pero hay maneras de hacerle frente discursivo.

Ya lo han hecho otros presidentes como Emmanuel Macron o Justin Trudeau, quienes después de algún diferendo se ganan el respeto.

Andrés Manuel está a tiempo, ojalá que corrija.

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