mi�rcoles, 17 de abril del 202417 de abr del 2024

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La violencia se normaliza entre los tapatíos

La violencia en nuestro país es el pan nuestro de cada día, y nuestra ciudad que en antaño era bien conocida como territorio pacífico, ya no lo es más.

Más allá de lo alarmante de las cifras, sorprende la mezquindad y frivolidad con la que la sociedad reacciona ante los episodios de violencia cotidianos. Cabe un ejemplo rápido, en 2011 el abandono de un vehículo con alrededor de 26 cuerpos en los Arcos del Milenio, estaba en boca de todos los tapatíos, esas imágenes de terror nunca se habían sentido tan cercanas, sin embargo poco más de 6 años después, el hallazgo de una camioneta con 8 cuerpos mutilados, ya sorprendió a pocos. La mayoría de comentarios en redes sociales sobre este hecho sí hacen mella de las declaraciones de las autoridades estatales, que dicen que esta ola de violencia se debe a un “reacomodo de capos”, como minizando los hechos, y siempre criminalizando a los muertos. Pero si las autoridades son veloces para prejuzgar víctimas, la sociedad no se queda atrás, los comentarios recurrentes son “a nadie matan por ir a misa” o “seguro andaba en malos pasos” por poner un par de ejemplos de prejuicio.

Este martes la ciudad tuvo uno de los días más violentos en lo que va del año, y llamó fuertemente la atención que en el caso del asesinato de un hombre afuera de una pizzería, los comentarios en redes sociales se inclinaban mayormente al chiste y a la mofa por el lugar donde se cometió el crimen.

Esta descomposición social bien puede estar ligada a la exposición diaria a hechos de violencia, todos los días hay notas de asesinatos en la ciudad, y cada vez hay menos interés social en estos acontecimientos. Lo que antes causaba alarma y asombro, hoy se toma con indiferencia.

La normalización de la violencia no es cosa menor, mientras consumamos cada vez con más cotidianidad este tipo de hechos, más apáticos nos volvemos como sociedad y se minimiza un problema que debería de preocuparnos a todos, entre asaltos, robos, desapariciones y asesinatos, nuestro presente es por demás inseguro.

Las manifestaciones contra la violencia, por ejemplo, parecieran ser menester de sectores aislados o específicos. La comunidad estudiantil de la Universidad de Guadalajara realizará una movilización para exigir justicia por el asesinato el fin de semana pasado de una estudiante de derecho. Choferes de la plataforma Uber también realizan manifestaciones cada que un miembro del gremio es víctima de un hecho violento. Los familiares de los ciudadanos que cotidianamente desaparecen en nuestro estado, alzan la voz, casi siempre solos.

Cuando hay manifestaciones contra algún acto violento, la reacción de muchos es de rechazo sobre todo si estas movilizaciones de alguna forma van a afectar la rutina diaria. Esta tendencia a seguir viendo la violencia como hechos aislados, de criminalizar a las víctimas en automático, genera la desunión social, “mientras no sea problema mío, yo no me meto”.

Si dejamos que la violencia se vuelva algo normal en nuestra sociedad, cada vez nos van a sorprender menos hechos como el del menor que atacó con un cuchillo a su maestra en Tonalá, ya que los pequeños están creciendo en un ambiente en donde lo normal es que maten, que asalten, que roben, que violen y que desaparezcan.

Esta es una opinión MAG

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