Estamos ante un panorama, en el que las redes sociales, demuestran el odio, la crisis y la definición de lo que puede ser hasta el tema de desearle la muerte a alguien solo por el hecho de no estar de acuerdo.
El «terrible pecado» de no coincidir en un acuerdo.
El presidente AMLO, enfermó de Covid-19, las acusaciones no se hicieron esperar: que no usaba cubrebocas, que no respetaba los protocolos, que es AMLO y que en este asunto, pues, en definitiva no iba a merecer una recuperación, o en algunas cuentas se vio así.
Al punto de que un médico, aconsejó por medio de estas redes sociales como Twitter, darle ciertos medicamentos al presidente para que se «acabara el problema», y así nos ahorramos unos años de este gobierno.
Pero, también enfermó el empresario más rico de México, el señor Carlos Slim, y habríamos de mencionar una parte, nadie le reclamó por no usar cubrebocas, nadie ha reclamado porque Carlos Slim, está en una institución pública, en un ala privada de la misma.
No se trata de hacer una comparación entre uno y el otro, ambos son personajes importantes de la vida pública nacional, uno es un tema de seguridad nacional, el otro es un tema de seguridad económica.
Sin embargo, ¿por qué la sociedad mexicana en las redes sociales se ha vuelto tan clasista, «whitexican» y, por qué no decirlo, un poco quisquillosa?
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